Un programa incluyente y pluricultural
prensa superate
Este indígena Huitoto Muruy se apasionó por el atletismo y ahora vive en Leticia, Amazonas, para practicarlo. Su historia refleja cómo el programa ha cambiado su vida y la de cientos de niños en el país.
Tras un extenso periodo de esclavitud, los indígenas de la etnia Huitoto Muruy lograron liberarse de los que invadieron su resguardo en La Chorrera, Amazonas. Allí, en ese pequeño pueblo, de tan solo 3.878 habitantes, donde se produce oro y caucho, alejado de toda civilización, donde reina la vegetación y aún conserva sus costumbres y su lengua, nació Adolfo Pablo Jacomombaire Mayoritoma, un joven atleta de 17 años que por primera y única vez participa en Supérate intercolegiados representando a su colegio, Cristo Rey Minuto de Dios, de Leticia.
"Es la primera vez que vengo, porque el año pasado corrí y sí cumplí la meta, pero no pude ir al regional porque no hubo cupo. La experiencia me ha parecido muy buena, todo es nuevo y bueno para mí, es algo que estaba esperando hace mucho tiempo. Es más, mi hermano, que también corre, no pudo venir conmigo, él ya es mayor de edad", cuenta Adolfo, con una espontaneidad arrolladora.
Sin timidez se lanza a contar cómo vive y la manera en que su pueblo pudo liberarse de la esclavitud de los peruanos hace 105 años, la historia de un genocidio vivido por sus antepasados que él mismo describe como ‘la historia negra de mi gente’. "A los indígenas los cogían de niños, para enseñarles a esclavizar a su misma etnia; a las mamás que lactaban les robaban los niños para quemarlos o lanzarlos al río… es una historia muy triste", describe.
Adolfo tuvo que salir de La Chorrera en compañía de sus dos hermanas y un hermano hacia la llamada civilización, pues el suyo es un corregimiento ubicado a dos horas en avión desde Leticia, o a 15 días por río, un tesoro selvático que aún conserva aire puro, cascadas y fauna maravillosa.
"Está ubicado en todo el centro del departamento. Tú sales del avión y piensas que vas al fin de la tierra porque ves monte por todo lado y en ese huequito que queda en la mitad de todo eso está mi pueblito que es muy lindo -destaca con ternura, previo a contar cómo llegó al deporte-. Desde el año pasado mis padres quisieron que saliéramos de La Chorrera a estudiar a Leticia, porque antes habíamos estudiado en nuestro pueblo. Al principio me dio muy duro, porque soy el hijo menor y estaba muy apegado a ellos, pero aquí estamos haciendo que ellos se sientan orgullosos. Mis padres se quedaron en el pueblo porque trabajan como docentes y cada dos meses nos van a visitar". Una de las razones que hacen que su vida sea más llevadera, es el atletismo.
Este año participó en la prueba 3.000 m. planos. Sin embargo, y a pesar de tener su mente, corazón y disposición para lograr la meta, se llevó el tercer puesto con un tiempo de 11:08 minutos trotados bajo el inclemente sol de Yopal, Casanare, donde se realizó el clasificatorio de atletismo de Llanos.
Al terminar sus estudios, Adolfo Pablo quiere regresar a su pueblo y sumergirse nuevamente en su cultura y costumbres: "Quiero practicar huitoto para no olvidarme de las palabras y poderlas pasar a mis hijos; pero eso sí, quiero seguir corriendo, haciendo atletismo. Es que el deporte inspira muchas cosas, ayuda a ser mejor persona, impulsa a hacer obras grandes, por eso quiero estudiar una carrera relacionada con esta disciplina", concluye.