Prensa Mindeporte
Desde los llanos de Arauquita, un municipio marcado por las cicatrices del pasado, emerge un equipo juvenil que ha encontrado en el rugby una vía de escape y superación. La delegación de la Institución Educativa José María Carbonell, encabezada por el profesor Pedro Buitrago, representa no solo al departamento de Arauca, sino también la fortaleza y el deseo de construir un futuro diferente para sus jóvenes.
En una región donde el rugby no suele ser el deporte preferido, la introducción a este no ha sido tarea sencilla. "Comenzamos desde cero", explica el profesor Buitrago. "Tuvimos que constituirnos como liga y adaptarnos a las limitaciones propias de una zona con pocos recursos deportivos".
Los entrenamientos se realizan en terrenos de tierra bajo un sol implacable y temperaturas que superan los 32 grados. Sin embargo, esto no ha disminuido la determinación de los jóvenes, quienes han encontrado en el rugby una alternativa para alejarse de la violencia y enfocarse en valores como la disciplina y el compañerismo.
El equipo ha trabajado durante más de dos años en un proceso que combina deporte y educación. Los entrenamientos se realizan cuatro veces por semana, con sesiones en gimnasio y partidos amistosos en municipios cercanos. "Primero está el colegio", enfatiza el profesor, quien asegura que los seleccionados deben cumplir con un rendimiento académico destacado antes de ser parte del equipo. "Más que un equipo, somos una familia. Aquí aprendemos a respetar, a trabajar juntos y a superar las adversidades", añade.
Por primera vez, los jóvenes de Arauquita participan en los Juegos Intercolegiados Nacionales, una experiencia que no solo les ha permitido competir a nivel nacional, sino también conocer nuevas realidades.
"Estamos acostumbrados a entrenar en tierra, nunca habíamos jugado en césped como este", comenta uno de los jugadores. Gracias al apoyo del Ministerio del Deporte, han tenido acceso a escenarios de alta calidad, transporte aéreo y alojamiento "Venir aquí es una experiencia única; muchos de ellos nunca habían montado en avión", comparte emocionado el profesor Buitrago.
El equipo juvenil de rugby de Arauquita sabe que aún queda camino por recorrer. "No somos campeones todavía, pero vamos bien. Aprendemos de cada derrota y valoramos cada victoria", dice el entrenador, convencido de que el trabajo arduo dará frutos. Más allá de los resultados, este proceso ha sido una lección de esperanza y superación para toda la comunidad.
El rugby, un deporte desconocido en esta región hasta hace poco, se ha convertido en un símbolo de cambio. La delegación de Arauquita demuestra que, incluso en medio de las adversidades, el deporte puede ser una herramienta poderosa para construir paz y nuevas oportunidades.