El año pasado estuvo en Paraguay representando a Colombia en tenis de mesa durante Los Sudamericanos; este año lo volverá hacer pero en su tierra natal, donde refrendará su talento.
El resultado del partido pasado fue a favor de Antioquia, en parte, gracias al ‘amuleto’ que durante seis años ha dejado en alto el tenis de mesa antioqueño. Esa jugadora a quien se le atribuye tal virtud es Manuela Echeverry, una joven de 15 años quien vive en Rionegro.
Cuando tenía nueve años su tío, exjugador de esta disciplina, la llevó a un entrenamiento sin saber que ese momento le daría un giro a la vida de su sobrina. Las mismas competencias que demostró en esa salida, fueron las que vio el entrenador León Martínez, responsable de que esta atleta colombiana esté dando saltos contundentes y subiendo al podio.
"Manuela tiene muy buena técnica, va más allá de ganar o perder y tiene mucha garra - señala el preparador Martínez- . Por esta razón nuestro lema es: constancia, humildad, dedicación y esfuerzo. Gracias a eso estamos consiguiendo logros importantes en los últimos años a nivel nacional e internacional".
Por su parte, la rionegrera anota: "Lo más complicado en el tenis de mesa es el movimiento de las piernas, hay que tener bastante agilidad". Pero, a pesar de los dolores musculares que lleguen a presentarse, lo más gratificante para esta campeona es poder participar en Los Juegos Supérate Intercolegiados, competencias que la enrutan a disputas internacionales. "En esta versión de los juegos, los equipos están bastante fuertes, entre ellos el Valle", complementa.
Cuna de triunfadores
Sandra Fernández, fisioterapeuta de la delegación de Antioquia, quien intenta seguir el proceso deportivo de los 500 niños que llegaron a la Final Nacional desde su región, asegura sentirse orgullosa de sus muchachos: "Estoy feliz de acompañarlos, todos los días aprendo algo con ellos, de su alegría, entusiasmo y fortaleza mental. Hay niños en situaciones económicas difíciles. Al equipo de voleibol masculino de La Estrella a veces le toca dormir en colchonetas; por eso cuando llegamos al hotel de Bogotá y vieron que tenían una habitación para tres, saltaron de la felicidad. Veo esto y pienso ‘¿cómo no voy a estar con ellos y apoyarlos?’".
Estos testimonios evidencian que detrás de un deportista hay muchas personas involucradas y comprometidas, para que niños y adolescentes adopten el deporte como unapasión transformadora de vidas.