Prensa Mindeporte
En el corazón cálido de Sincelejo, un joven llamado Clever David Narváez Márquez sueña con el sonido de un estadio repleto, los reflectores iluminando el diamante y el rugido de la multitud coreando su nombre.
Con apenas 16 años, Clever es mucho más que un lanzador e infielder; es un alma llena de alegría, pasión y determinación en la cancha de beisbol.
Desde el primer momento en que toca el terreno de juego, es imposible no notar su energía contagiosa. "Me gusta la actitud que tengo siempre, salgo bailando, lo que sea", dice con una sonrisa que ilumina su rostro. Para él, cada entrenamiento es una fiesta, una celebración de la vida y de su amor por el béisbol. Su felicidad es palpable, una mezcla de gratitud y entusiasmo que lo impulsa a dar lo mejor de sí mismo.
"Primeramente, le doy gracias a Dios y a mi familia, que es la que más me inspira", comparte con humildad. Su mamá y su papá son su pilar, su red de apoyo inquebrantable. Cada lanzamiento, cada jugada, lleva consigo el aliento y las palabras de ánimo de quienes creen en él. Clever trabaja con el firme propósito de devolverles todo el sacrificio que han hecho por verlo feliz.
Pero el no va solo en este camino. Tiene un referente que lo inspira desde el otro lado del mundo: Yoán Manuel Moncada, un talentoso jugador de los Los Angeles Dodgers. "Él es de Cubano", menciona con admiración, demostrando que los sueños no tienen fronteras ni idiomas, solo pasión y dedicación.
Clever considera que el béisbol es más que un deporte; es su vida, su refugio, su proyección al futuro. Sueña con llegar a las grandes ligas, vistiendo el uniforme de los Yankees o los Dodgers, enfrentándose a los mejores del mundo. Tiene un objetivo claro, y en cada entrenamiento y cada juego, trabaja con disciplina y enfoque para alcanzarlo.
También, tiene un mensaje poderoso para los niños de su región: "Siempre enfóquense en un solo objetivo y trabajen muy duro". Su historia es un ejemplo de que, con esfuerzo y alegría, todo es posible.
Mientras lo vemos correr por el campo, lanzar la pelota con precisión y fuerza, y celebrar cada logro con su característico baile, es evidente que Clever no solo juega béisbol; él vive el béisbol. Su camino apenas comienza, pero no cabe duda de que su futuro está lleno de éxitos, y algún día, su nombre resonará en las grandes ligas.
¡Clever! Los Juegos Intercolegiados honran tu paso por el campeonato y desea que llegues a donde sueñas.
