Prensa Mindeporte
En el corazón vibrante de los Juegos Intercolegiados, la figura de Yulixa Romero Doria destaca no solo por su destreza en el sóftbol, sino por su carácter humilde, sencillo y lleno de alegría. A sus 16 años, esta joven jardinera del Urabá Antioqueño ha demostrado que los errores no son más que escalones hacia el éxito.
Hace apenas dos años, Yulixa comenzó a entrenar sóftbol. Su pasión por el deporte y su disciplina la llevaron a formar parte de la prestigiosa selección Antioquia, un sueño que, según ella, "es solo el inicio de lo que quiere lograr como profesional". Pero el camino no ha sido fácil. En este torneo, su equipo enfrentó momentos difíciles, partidos donde los errores parecían costarles la victoria. Sin embargo, la enseñanza de sus entrenadores resonaba fuerte en cada jugadora: "de los errores se aprende".
Yulixa recuerda uno de esos juegos con una mezcla de emoción y orgullo. "Hubo un momento en que todo parecía perdido. Cometimos errores que nos desanimaron, pero no dejamos que eso nos definiera. Nos unimos como equipo, aprendimos de lo que pasó, y logramos dar vuelta al marcador". Esa unión las llevó no solo a superar los tropiezos, sino a ganarse un lugar en la gran final del torneo.
Hoy está más emocionada que nunca. Su rostro irradia la felicidad de estar a punto de disputar el partido más importante de su vida. Desde su posición como jardinera y segunda base, se siente lista para darlo todo. "Esto no se trata solo de ganar. Es una oportunidad de demostrar lo que somos como equipo y lo lejos que podemos llegar juntas", comenta con una sonrisa que refleja su humildad.
El sóftbol no es solo un deporte para ella; es su pasión y su camino hacia un futuro lleno de metas. Inspirada por las grandes figuras de la selección Antioquia, sueña con convertirse en profesional y representar a su departamento y al país en escenarios internacionales. "Quiero llegar lejos, no solo por mí, sino por todas las niñas que sueñan con algo grande. Si yo puedo, ellas también pueden".
En cada palabra se percibe un profundo agradecimiento. Agradece a sus entrenadores, quienes le enseñaron a no rendirse. A sus compañeras, quienes la apoyaron en los momentos difíciles. Y a los Juegos Intercolegiados, por brindarle la oportunidad de vivir una experiencia inolvidable. "No importa lo que pase hoy, ya hemos ganado. Haber llegado hasta aquí es un triunfo".
Mientras se prepara para el partido, inspira con su actitud positiva y su amor por el juego. El estadio está listo, y el equipo Antioquia tiene un objetivo claro: jugar con el corazón y dejarlo todo en el campo. Pase lo que pase, la historia de Yulixa y su equipo es un recordatorio de que, en el deporte y en la vida, los errores son lecciones que nos impulsan a ser mejores.
Al fin y al cabo, como afirma, "los campeonatos se disfrutan, pero los sueños son para siempre".
